– **Elección de Jueces**: La reforma sugiere que los jueces sean electos por voto directo en las urnas, un cambio significativo en el sistema de designación de la judicatura. Los partidarios argumentan que ningún poder de la Unión debe sustraerse a la voluntad popular, similar a cómo se eligen gobernantes y representantes legislativos[1][3].
– **Criticismo y Oposición**: El expresidente Ernesto Zedillo criticó fuertemente la reforma, calificándola como «una felonía histórica» y «una atrocidad». Zedillo sostiene que la reforma busca crear una Suprema Corte de Justicia dócil y derivar en un gobierno absolutamente poderoso para combatir cualquier disidencia[2].
– **Impacto en el Equilibrio de Poderes**: La reforma va más allá de modificar el sistema de designación de jueces; implica un cambio fundamental en el equilibrio de poderes del Estado mexicano. Se argumenta que los tribunales, especialmente la Suprema Corte de Justicia, han actuado como una trinchera de la oposición y un resabio antidemocrático del régimen neoliberal[1].
– **Repercusiones Económicas y Sociales**: La iniciativa ha generado protestas de los trabajadores del Poder Judicial, nerviosismo entre los inversionistas que ha afectado negativamente el valor del peso, y llamados de alerta desde Estados Unidos y Canadá[1].
– **Otros Cambios Legislativos**: Además de la reforma judicial, el Congreso planea aprobar otras enmiendas, incluyendo la desaparición de varios órganos reguladores del Gobierno, como el Instituto de la Transparencia (INAI) y el Coneval, y la transferencia del mando de la Guardia Nacional al Ejército[1].
Estos cambios legislativos reflejan las profundas divisiones y debates en torno a la dirección política y institucional de México.