Nuevo León, el estado más poblado en la frontera norte de México con 6.1 millones de habitantes, se está preparando para recibir a migrantes deportados desde Estados Unidos. Las autoridades estatales, en coordinación con el Gobierno federal, están adaptando un polideportivo en el municipio de El Carmen, a una hora de la ciudad de Monterrey, para convertirlo en un albergue.

Este albergue tiene una capacidad para 1,400 personas y actualmente registra un 90% de avance, esperándose su conclusión en los próximos días. El espacio incluye cinco carpas de grandes dimensiones con áreas de dormitorios, zonas de comedor y regaderas, y se han realizado trabajos de instalación de tuberías para el abasto de agua y energía eléctrica.

Martha Herrera, secretaria de Igualdad e Inclusión del Gobierno de Nuevo León, indicó que aunque no se tiene una cifra precisa de la cantidad de migrantes deportados que podrían arribar, el estado está listo para atender a unas 2,800 personas con la capacidad disponible.

Las autoridades de Nuevo León trabajan en constante comunicación y coordinación con la Secretaría de Gobernación para atender este albergue y enfrentar la situación que podría presentarse debido a las políticas antiinmigrantes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

No se ha reportado un incremento de migrantes en la aduana de la comunidad mexicana de Colombia, que conecta a Nuevo León con Laredo, en Texas, aunque se mantienen atentos y prevenidos para atender a los migrantes de forma completa[1].