El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha presentado un plan para la Franja de Gaza que ha generado un amplio rechazo global, aunque ha encontrado apoyo en Israel.

Trump propuso que Estados Unidos tome el control de la Franja de Gaza, desplazando a su población para reconstruirla y convertirla en una nueva Riviera del Oriente Medio . Este plan incluye la intervención a largo plazo de Estados Unidos en la región, con el objetivo de reconstruir Gaza y reasentar permanentemente a los palestinos en otros países.

Las autoridades palestinas, los gobiernos de los países árabes y representantes internacionales han rechazado enérgicamente la propuesta. Hamas calificó la medida de racista y afirmó que pretende liquidar la causa palestina, advirtiendo que solo intensificaría la inestabilidad en la región. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, también rechazó la propuesta, considerándola una amenaza para los derechos de los gazatíes y pidiendo a las Naciones Unidas que protejan al pueblo palestino.

Egipto, Jordania y otros aliados estadounidenses en el Medio Oriente han renovado su oposición al desplazamiento de los palestinos, destacando la importancia de una solución de dos estados. Arabia Saudita reiteró su posición a favor de un Estado palestino independiente y rechazó cualquier violación de los derechos legítimos del pueblo palestino.

A pesar del rechazo global, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y otros funcionarios israelíes han mostrado interés en la propuesta de Trump. Netanyahu indicó que podría ofrecer una nueva visión para Gaza, asegurando que el territorio nunca debe volver representar una amenaza para Israel .

La Liga Árabe condenó la propuesta de Trump de forma unánime, calificándola de receta para la inestabilidad . La comunidad internacional, incluyendo a China y Rusia, ha reiterado su apoyo a una solución basada en la fórmula de dos estados y ha destacado la prohibición del derecho internacional sobre traslados forzosos de población en territorios ocupados.

El plan de Trump ha sido visto en el mundo árabe como una declaración de guerra y ha generado protestas en varios países, aumentando la inestabilidad y el riesgo de violencia en la región. La propuesta ha sido criticada por su potencial de desestabilizar aún más el Medio Oriente y por ignorar los derechos y aspiraciones del pueblo palestino.