El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, alertó sobre la creciente amenaza que Rusia representa para Europa y la alianza militar. En un coloquio en Bruselas, Rutte expresó que la amenaza de Rusia avanza rápidamente y que la OTAN debe aumentar significativamente su gasto en defensa para prevenir una «gran guerra» en su territorio.
Rutte mencionó que «el peligro se mueve hacia nosotros a toda velocidad» y que «no estamos preparados para lo que se nos viene en cuatro o cinco años». Aunque afirmó que no hay una amenaza militar inminente para la OTAN, insistió en la necesidad de cambiar a «una mentalidad de tiempos de guerra» y acelerar la producción y el gasto en defensa.
En paralelo, el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, ordenó el despliegue de misiles hipersónicos Oréshnik de fabricación rusa en su territorio, capaces de transportar ojivas nucleares. Lukashenko denunció una «retórica destructiva occidental» contra su país, que según él va en aumento.
Rutte también destacó la importancia de fortalecer las industrias nacionales para la producción de equipos de defensa, considerando este aumento como una «prioridad máxima». La cooperación militar entre Rusia y otros actores, como Corea del Norte, fue señalada por Rutte como una amenaza que se extiende más allá de Europa y que debe ser abordada colectivamente[1][5].